La amante del Libertador

Lucía se embarca en la aventura de salvar de la destrucción una hermosa casona colonial que su hermana, Cecilia, ha adquirido para que funcione como centro cultural. Sin embargo, su antiguo dueño ─un hombre muy poderoso─ la quiere de vuelta para destruirla y construir en su lugar un moderno centro comercial. Para ello, su enviado, Domínguez, no duda en emplear los métodos más sucios para lograr su objetivo.

Es así como, trabajando en su misión, Lucía recibe la inesperada ayuda de Gonzalo, amigo de su hermana, quien aporta el elemento clave en la investigación: el diario personal de una criolla que vivió en esa casona doscientos años antes, Teresa Vásquez de Velazco, una valiente mujer que luchó por la Emancipación del Perú.

A través de la lectura de su diario, ellos buscarán el dato histórico que demuestre la importancia de conservar la casona y lograr que sea declarada Patrimonio Histórico, y por tanto, intangible.

La lectura del diario traerá más de una sorpresa. El presente se verá reflejado, como en un juego de espejos, en esas antiguas páginas. Las coincidencias son tantas que Lucía se pregunta si ella misma será una reencarnación de Teresa.

Muchas veces, la historia oficial afirma que los grandes eventos fueron realizados solo por ciertos personajes reconocidos, dejando de lado a las personas comunes que también participaron. Por esto, La amante del Libertador  valora a los héroes anónimos que con sus acciones —tal vez pequeñas— logran sumar a la realización del hecho más grande como país: la Independencia del Perú. 

Es así, que la película está contada desde el punto de vista de los ciudadanos comunes, de aquellos que donaban sus joyas, cosían uniformes patriotas o escribían artículos para periódicos clandestinos, en busca de un futuro diferente. La amante del Libertador, revalora, especialmente, las acciones de las mujeres —las grandes ausentes de la historia oficial de la Independencia del Perú— tanto en sus labores domésticas como en las conventuales.

La película contó con la asesoría histórica de Teodoro Hampe-Martínez y Luis Martín Bogdanovich. Fue grabada en locaciones de época de Lima y el Callao: las casas Aliaga y Osambela, los conventos del Prado, de Santo Domingo y de los Descalzos; las Catacumbas de San Francisco y la Fortaleza Real Felipe, entre otras.

Tapada limeña
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Rocío
Lladó

Guion/ Dirección

GUSTAVO
SÁNCHEZ

Producción Ejecutiva

Rocío Lladó y
Jeffrey Rosen

Producción General

TESTIMONIOS

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Rocío Lladó nos lleva de la mano con gran inteligencia por la historia de dos hermanas, o más bien la historia de dos hermanas atrapadas en una casa, o de una casa atrapada en un momento clave de la historia peruana.

Blog del Festival de Islantilla (Huelva)

Entrar en el templo de Nuestra Señora del Prado es viajar en el tiempo. Es retroceder cuando la lucha por la libertad invitaba a conspirar, a organizar, a defender lo que uno creía. Los tiempos de la Independencia, allá por 1821, se vuelven a vivir.

Rodrigo Bedoya, El Comercio

No se trata de una vida contemplativa, sino de una réplica de lo que ocurre en la ciudad: diferencias sociales, rivalidades políticas y de una feroz lucha por el poder.

Gonzalo Revoredo, actor